martes, 30 de noviembre de 2010

San Andrés - Una Cruz en forma de X

« Dichoso tú, querido apóstol Andrés,
que tuviste la suerte de ser el primero de los apóstoles en encontrar a Jesús.
Pídele a Él que nosotros le seamos totalmente fieles en todo, hasta la muerte. »


San Andrés (cuyo nombre significa "varonil") nació en Betsaida, población de Galilea, situada a orillas del lago Genesaret.

Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La familia tenía una casa en Cafarnaum, y en ella se hospedaba Jesús cuando predicaba en esta ciudad.

Andrés tiene el honor de haber sido el primer discípulo que tuvo Jesús, junto con San Juan el evangelista.

Los dos eran discípulos de Juan Bautista, y este al ver pasar a Jesús (cuando volvía el desierto después de su ayuno y sus tentaciones) exclamó: "He ahí el cordero de Dios".


Andrés se emocionó al oír semejante elogio y se fue detrás de Jesús (junto con Juan Evangelista), Jesús se volvió y les dijo: "¿Qué buscan?". Ellos le dijeron: "Señor: ¿dónde vives?". Jesús les respondió: "Venga y verán". Y se fueron y pasaron con Él aquella tarde.


Nunca jamás podría olvidar después Andrés el momento y la hora y el sitio donde estaban cuando Jesús les dijo: "Vengan y verán". Esa llamada cambió su vida para siempre.
Andrés se fue luego donde su hermano Simón y le dijo: "Hemos encontrado al Salvador del mundo" y lo llevó a donde Jesús. Así le consiguió a Cristo un formidable amigo, el gran San Pedro.


Al principio Andrés y Simón no iban con Jesús continuamente sino que acudían a escucharle siempre que podían, y luego regresaban a sus labores de pesca. Pero cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Andrés y a Simón remendando sus redes y les dijo: "Vengan y me siguen", y ellos dejando a sus familias y a sus negocios y a sus redes, se fueron definitivamente con Jesús. Después de la pesca milagrosa, Cristo les dijo: "De ahora en adelante serán pescadores de almas".


El día del milagro de la multiplicación de los panes, fue Andrés el que llevó a Jesús el muchacho que tenía los cinco panes. Andrés presenció la mayoría de los milagros que hizo Jesús y escuchó, uno por uno, sus maravillosos sermones. Vivió junto a Él por tres años.


En el día de Pentecostés, Andrés recibió junto con la Virgen María y los demás Apóstoles, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, y en adelante se dedicó a predicar el evangelio con gran valentía y obrando milagros y prodigios.


Un escrito que data del siglo III, el "Fragmento de Muratori" dice: "Al apóstol San Juan le aconsejaban que escribiera el Cuarto Evangelio. Él dudaba, pero le consultó al apóstol San Andrés, el cual le dijo: ‘Debes escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escribas’".

Una tradición muy antigua cuenta que el apóstol Andrés fue crucificado en Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Que lo amarraron a una cruz en forma de X y que allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban. Dicen que cuando vio que le llevaban la cruz para martirizarlo, exclamó: "Yo te venero oh cruz santa que me recuerdas la cruz donde murió mi Divino Maestro. Mucho había deseado imitarlo a Él en este martirio. Dichosa hora en que tú al recibirme en tus brazos, me llevarán junto a mi Maestro en el cielo".


La tradición coloca su martirio en el 30 de noviembre del año 63, bajo el imperio cruel de Nerón.

martes, 9 de noviembre de 2010

San Martín de Tours - Obispo

Que el simpático San Martín nos obtenga de Dios la gracia de recordar siempre que todo favor que hacemos al prójimo lo recibe y lo paga Jesucristo, como si se lo hubiéramos hecho a Él en persona.

Si tenéis fe, nada será imposible para vosotros (Jesucristo. Mt. 17,20

San Martín es un gran santo queridísimo para los franceses, uno de sus patronos, y muy popular en todo el mundo.
Nació en Hungría, pero sus padres se fueron a vivir a Italia. Era hijo de un veterano del ejército y a los 15 años ya vestía el uniforme militar.
Durante más de 15 siglos ha sido recordado nuestro santo por el hecho que le sucedió siendo joven y estando de militar en Amiens (Francia).

Un día de invierno muy frío se encontró por el camino con un pobre hombre que estaba tiritando de frío y a medio vestir. Martín, como no llevaba nada más para regalarle, sacó la espada y dividió en dos partes su manto, y le dio la mitad al pobre. Esa noche vio en sueños que Jesucristo se le presentaba vestido con el medio manto que él había regalado al pobre y oyó que le decía: "Martín, hoy me cubriste con tu manto".

Sulpicio Severo, discípulo y biógrafo del santo, cuenta que tan pronto Martín tuvo esta visión se hizo bautizar (era catecúmeno, o sea estaba preparándose para el bautismo). Luego se presentó a su general que estaba repartiendo regalos a los militares y le dijo:
"Hasta ahora te he servido como soldado. Déjame de ahora en adelante servir a Jesucristo propagando su santa religión".
El general quiso darle varios premios pero él le dijo:
"Estos regalos repártelos entre los que van a seguir luchando en tu ejército. Yo me voy a luchar en el ejército de Jesucristo, y mis premios serán espirituales".

En seguida se fue a Poitiers donde era obispo el gran sabio San Hilario, el cual lo recibió como discípulo y se encargó de instruirlo.
Como Martín sentía un gran deseo de dedicarse a la oración y a la meditación, San Hilario le cedió unas tierras en sitio solitario y allá fue con varios amigos, y fundó el primer convento o monasterio que hubo en Francia. En esa soledad estuvo diez años dedicado a orar, a hacer sacrificios y a estudiar las Sagradas Escrituras. Los habitantes de los alrededores consiguieron por sus oraciones y bendiciones, muchas curaciones y varios prodigios. Cuando después le preguntaban qué profesiones había ejercido respondía:
"fui soldado por obligación y por deber, y monje por inclinación y para salvar mi alma".

Un día en el año 371 fue invitado a Tours con el pretexto de que lo necesitaba un enfermo grave, pero era que el pueblo quería elegirlo obispo. Apenas estuvo en la catedral toda la multitud lo aclamó como obispo de Tours, y por más que él se declarara indigno de recibir ese cargo, lo obligaron a aceptar.
En Tours fundó otro convento y pronto tenía ya 80 mojes. Y los milagros, la predicación, y la piedad del nuevo obispo hicieron desaparecer prontamente el paganismo de esa región, y las conversiones al cristianismo eran de todos los días. A los primeros que convirtió fue a su madre y a sus hermanos que eran paganos.
Un día un antiguo compañero de armas lo criticó diciéndole que era un cobarde por haberse retirado del ejército. Él le contestó:
"Con la espada podía vencer a los enemigos materiales. Con la cruz estoy derrotando a los enemigos espirituales".

Recorrió todo el territorio de su diócesis dejando en cada pueblo un sacerdote. Él fue fundador de las parroquias rurales en Francia.
Dice su biógrafo y discípulo, que la gente se admiraba al ver a Martín siempre de buen genio, alegre y amable. Que en su trato empleaba la más exquisita bondad con todos.
Un día en un banquete San Martín tuvo que ofrecer una copa de vino, y la pasó primero a un sacerdote y después sí al emperador, que estaba allí a su lado. Y explicó el por qué:
"Es que el emperador tiene potestad sobre lo material, pero al sacerdote Dios le concedió la potestad sobre lo espiritual".
Al emperador le agradó aquella explicación.

En los 27 años que fue obispo se ganó el cariño de todo su pueblo, y su caridad era inagotable con los necesitados. Los únicos que no lo querían eran ciertos tipos que querían vivir en paz con sus vicios, pero el santo no los dejaba. De uno de ellos, que inventaba toda clase de cuentos contra San Martín, porque éste le criticaba sus malas costumbres, dijo el santo cuando le aconsejaron que lo debía hacer castigar:
"Si Cristo soportó a Judas, ¿por qué no he de soportar yo a este que me traiciona?".

Con varios empleados oficiales tuvo fuertes discusiones, porque en ese tiempo se acostumbraba torturar a los prisioneros para que declararan sus delitos. Nuestro santo se oponía totalmente a esto, y aunque por ello se ganó la enemistad de altos funcionarios, no permitía la tortura.
Supo por revelación cuándo le iba a llegar la muerte y comunicó la noticia a sus numerosos discípulos. Estos se reunieron junto a su lecho de enfermo y le suplicaban llorando: "¿Te alejas padre de nosotros, y nos dejas huérfanos y solos y desamparados?". El santo respondió con una frase que se ha hecho famosa:
"Señor, si en algo puedo ser útil todavía, no rehuso ni rechazo cualquier trabajo y ocupación que me quieras mandar".

Pero Dios vio que ya había trabajado y sufrido bastante y se lo llevó a que recibiera en el cielo el premio por sus grandes labores en la tierra.

El medio manto de San Martín (el que cortó con la espada para dar al pobre) fue guardado en una urna y se le construyó un pequeño santuario para guardar esa reliquia. Como en latín para decir "medio manto" se dice "capilla", la gente decía:
"Vamos a orar donde está la capilla".

Y de ahí viene el nombre de capilla, que se da a los pequeños salones que se hacen para orar.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Plegaria de Rosalba

Señor, Tú sabes que necesito mucho de Ti, que necesito de tu fuerza de tu amor, de tu poder, de tu perdón, de tu bendición, de todo lo que Tú tienes y me puedes dar.
Por eso en este momento me pongo en tu presencia y te presento la lista de las necesidades que tengo pero a la vez te pido que bendigas y ayudes a todos aquellos que están necesitados como yo y requieren de tu pronta ayuda.
Bendícelos y concédeles todo lo que es importante para ellos, sé que eres bondadoso y nos ayudas a todos, por eso en este momento me dispongo a descansar pensando en los otros y sabiendo que les concederás lo que están pidiendo.
Te suplico, Señor, que hagas que una lluvia de bendición caiga sobre mí y me permita estar contento en todo este tiempo. Amén.

jueves, 4 de noviembre de 2010

2 Plegarias a la Virgen por 10.000 visitas

Para celebrar las primeras 10.000 visitas al blog quería colocar una plegaria a la Virgen pero no pude decidirme por una, así que coloco dos!
También quiero darle gracias a todos aquellos que lo visitaron, Dios quiera que hayan encontrado un rato de paz, un oasis de tranquilidad en sus ocupados días, una oración que les haya llenado de esperanza y gozo, que Dios y la Virgen linda los bendiga a todos y a sus familias.

¡Oh Clementísima Virgen María,
Madre de Dios,
Reina del cielo,
Señora del mundo,
Júbilo de los santos,
Consuelo de pecadores!
Atiende los gemidos de los arrepentidos;
Calma los deseos de los devotos;
Socorre las necesidades de los enfermos;
Conforta los corazones de los atribulados;
Asiste a los agonizantes;
Protege contra los ataques de los demonios a tus siervos que te imploran;
Guía a los que te aman al premio de la eterna bienaventuranza, en donde con tu amantísimo hijo Jesucristo reinas felizmente por toda la eternidad. Amén

Querida y tierna Madre mía, María, ampárame, cuida de mi inteligencia, de mi corazón, de mis sentidos, para que nunca cometa pecado.
Santifica mis pensamientos, afectos, palabras y acciones, para que te pueda agradar a ti y a Jesús y Dios mío, y contigo llegue al Paraiso.
Jesús y María denme su Santa bendición. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

martes, 2 de noviembre de 2010

Hoy Día de los difuntos una de San Agustín

No llores si me amas,
Si conocieras el don de Dios y lo que es el cielo.
Si pudieras oír el cántico de los ángelesy verme en medio de ellos.
Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos, los horizontes, los camposy los nuevos senderos que atravieso.
Si por un instante pudieras contemplar como yo,la belleza ante la cual las bellezas palidecen.
¿Tu me has visto,me has amado en el país de las sombrasy no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?
Créeme. Cuando la muerte venga a romper las ligadurascomo ha roto las que a mí me encadenaban,cuando llegue un día que Dios ha fijado y conoce,y tu alma venga a este cielo en que te ha precedido la mía, ese día volverás a verme, sentirás que te sigo amando, que te amé, y encontrarás mi corazón con todas sus ternuras purificadas.
Volverás a verme en transfiguración, en éxtasis, felizya no esperando la muerte, sino avanzando conmigo,que te llevaré de la mano por senderos nuevos de Luz y de Vida.
Enjuga tu llanto y no llores si me amas