El corazón de la Virgen María siempre está abierto a todas las necesidades, aún las más pequeñas de nosotros, sus hijos.
Oración
Amadísimo Jesús:
Te bendigo, te alabo, te glorifico, te adoro, te amo, porque tú eres mi fuente, mi reflejo luminoso, mi esperanza y mi pañuelo de lágrimas.
Jesús en ti confío y estoy dispuesto a cumplir tu voluntad divina, así como la misión que me encomendaste; ilumíname con tu Espíritu Santo.
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